Este post es simplemente para decirles que la ecografía es lo más grande que hay. Punto.
Hoy de mañana tuvimos la segunda ecografía de Cajú:
El lugar donde se la hacen es bastante anodino. Pasillos y ventanas sin carácter ninguno. Una sala de espera atestada de gente y nadie para atendernos. Es pleno enero, hace calor y no hay ni aire acondicionado ni ventilación de ningún tipo. Nos levantamos bastante más temprano que lo que veníamos haciéndolo, por lo que estamos cansados y a mí me duele la cabeza. Estamos sentados allí, esperando, sin saber cómo es el mecanismo, si nos van a llamar o debemos anunciarnos -cosa difícil de hacer ya que no hay nadie con quién hacerlo-. Por suerte, luego de una larga espera -tal vez más de media hora-, aparece una enfermera y empiezan a llamar gente, la que va pasando a una salita.
A los pocos minutos nos llaman. La habitación es chica y tiene muy poca luz. Se presenta un médico veterano que nos habla de forma mecánica. Nos presenta al médico ayudante que es el que va a manejar el ecógrafo -el mismo médico que le hizo la primera ecografía a Lucía-. Nos empieza a hacer preguntas: "¿Es este el primer embarazo de Lucía? ¿Qué edad va a tener Lucía cuando nazca el bebé?". El otro médico le pone gel en la barriga a Lucía. "¿Hay casos de problemas genéticos en la familia?". Aparece Cajú en la pantalla. "¿Qué edad voy a tener yo...?". Ya no pude escuchar nada más.
Escuchaba al doctor que me hablaba pero era como si yo estuviera abajo del agua: todo se movía lentamente y se escuchaba distante. Lo único que existía en el Universo era la barriga de Lucía y Cajú en la pantalla.
Ah, Cajú es varón. Como el papá. Como si hiciera falta algo más...
Escuchaba al doctor que me hablaba pero era como si yo estuviera abajo del agua: todo se movía lentamente y se escuchaba distante. Lo único que existía en el Universo era la barriga de Lucía y Cajú en la pantalla.
Ah, Cajú es varón. Como el papá. Como si hiciera falta algo más...
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